domingo, 15 de junio de 2014

Eres mi sustantivo de cuatro letras, eres mi amor.

Otra noche más en la que no se desprende del olor que dejo en su ropa. El dulce colocon que le produce respirarle. Sentirle tan cerca. Dulce inocencia que existía entre esas sabanas, esas que fueron profanadas por el amor, por el deseo, por las caricias..Cada suspiro se traduce en una agradable y placentera sensación. Cada mirada inocente a la ventana se convierte en un suave beso recorriendo lentamente su cuello, ahí esta la gracia de amar tanto a alguien que eres capaz de regalarle la mayor virtud que posees. El secreto mejor guardado.  Puede que ese amor no vaya a durar para siempre tal y como están las cosas, ya el amor no es amor, y la eternidad es demasiado breve. Pero puede que también sean una excepción y acaben tomando un buen chocolate caliente en el balcón de su casa esperando a que los nietos vengan a visitarlos. Dulce destino, ¿porque cojones no te aclaras y mandas a las personas indicadas desde un principio?, la verdad es que nos ahorraríamos lágrimas. Pero también es verdad que sin los errores de "cupido" no sabríamos nada del amor antes de encontrar al adecuado...que bonito sería aprender juntos pero no nos engañemos, como se dice en estos casos antes de encontrar a tu príncipe debes besar muchos sapos. Pero tranquilos si no lo encuentras puedes comprarte muchos gatos. 


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y ella a veces también me quiso.

En las noches como estas la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Pablo Neruda.