martes, 27 de octubre de 2015

...y la vida siguió como siguen las cosas sin sentido..

Él es de esos chicos que quitan el hipo. De esos que hacen que te derritas con una mirada. Un chico de los que cuando tu piel y la de él se rozan saltan chispas, como disparos eléctricos al corazón. Él hace con una sonrisa lo que muchos no hacen ni con las más perfectas palabras en el momento más adecuado. Hace que el pulso se acelere, que la respiración se entrecorte, que se disparen las ganas de comerte el mundo (o a él directamente).

Él es de esos chicos que no se conforman, que luchan y persiguen las cosas hasta el final. Para él es todo o nada, y en la nada nunca se queda. Él es de los que piensa que improvisar es la mejor manera de vivir y que la vida es demasiado corta para estar enfadado. Él es de los chicos a los que le dan igual el que dirán, si es feliz que se joda el resto.

Él es un sueño en el que muchas quisieran estar. Es quien convierte a la mujer más segura del mundo en un universo de dudas. Con él nunca tendrás frío, porque sus brazos son el lugar más cálido del mundo. 

Ella no era de las que quitan el hipo, más bien lo provocaba. Con sus manías, sus rarezas e inseguridades. De mente negativa. Su piel era fría y su corazón estaba helado. No quería sentir, sino sobrevivir. 

Él era un mundo, ella una ciudad. Ambos se querían explorar. Ella se sentía pequeña e invisible en su mundo tan grande, él le decía que dormían bajo el mismo cielo y que el resto daba igual.



Se miraron de reojo. Él se acercó.
Ella le dijo: "No lo intentes, me cansé de noches fáciles".
Él respondió: "No estoy buscando noches fáciles.
Lo que yo quiero es aprenderte".
-Marwan, Todos mis futuros son contigo-.

martes, 13 de octubre de 2015

Y el reloj sigue avanzando...

Hace tiempo que no recibo un ‘buenas noches, te quiero’, hace tiempo que no me abrazan por la espalda. Hace tiempo que no me besan los labios, y mucho menos el alma. Hace mucho que no acarician mis mejillas ni cuentan mis lunares. Hace bastante tiempo desde la última vez que mi cuerpo se unió al tuyo para convertirse en uno.

Por no tener estas cosas no he muerto, pero si he experimentado algo peor. He visto como mi vida carecía de sentido en muchas ocasiones, he sentido como se desvanecía mi alegría. He llegado al punto de odiar cada palabra que otros me decían.

Pero, por otra parte, he podido descubrir quien sí y quien no, he conseguido averiguar cuál es mi limite, en cuanto a dolor se refiere. He tenido el tiempo suficiente para conocerme en la más rara soledad, he podido experimentar los placeres de la independencia (esto no significa que antes dependiese de ti, solo que me había acostumbrado a escuchar tu punto de vista en todo).

Ahora puedo entender eso de que cuando una puerta se cierra se abre una ventana. Puede que en muchas ocasiones sea más dura o puede que te cueste adaptarte, pero de todo se sale. Todo es posible, duele y cuesta, pero se supera. Fuiste una experiencia más, y dejaste una gran huella. No es imborrable, pero ha sido importante.


Hace mucho tiempo que no tengo muchas de las cosas más bonitas de este mundo, pero tengo muchas otras que me llenan y me hacen seguir adelante. Y que no me pienso sentar a esperar que el tiempo pase, ya que el tiempo nunca se sentó a esperarme a mi.