¡Holi a todos!, perdón por la tardanza en este post pero esta época es en la que más exigen en la universidad, y ya sabéis como va todo esto. A pesar de todo he sacado tiempo para crearme un bookstagram podéis pasaros por él, pinchado sobre la palabra bookstagram, o haciendo click en las imágenes que aparecen al lado, la verdad es algo que me hace mucha ilusión. Ahora paso a la reseña.
Título: El hijo divino de la madre selva
Autor: Juan Manuel Giménez
Editorial: Círculo Rojo
ISBN: 978-84-9175-687-3
Número de páginas: 101
Puntuación: 3,5/5
Sinopsis: Es la historia de Tajý, un joven indio guaraní que en su primer encuentro con los usurpadores foráneos es testigo de aquel trágico día que le cambiaría su vida por siempre, cuando presenció el fatídico momento en que su tribu fue despojada y desalojada de sus tierras ancestrales, en manos de los intrusos que vienen en busca de selva. Él es uno de los pocos sobrevivientes que corre y se refugia selva adentro. Y así da inicio a su nueva vida, solo en la selva con sus instintos de sobrevivencia. Con el tiempo, el joven indio se carga de valor y sale en busca de su apreciada familia. Solo encuentra la selva muerta y un mundo que no reconoce. Sus ganas por volver a ver a su familia lo alejan de su selva y lo hacen terminar en una reserva india, donde tiene que habituarse a las reglas del nuevo mundo. El padre Mateo, cura de la reserva, que lo guía y del que aprende las nuevas reglas que le imponen, emprende un viaje en busca de provisiones y medicinas en el que descubre la gran ciudad de los foráneos. Al regresar a la selva, en un inhóspito hospital donde el cura les acerca la preciada medicina a los doctores voluntarios, que son la única ayuda que reciben los indígenas, Tajý conoce a una joven india llamada Anahí. que le devuelve la sonrisa que había perdido por mucho tiempo. Con ella regresa a la selva donde se encuentra con su gente y sus costumbres. Motivo suficiente para luchar por su gente y la madre selva. Pareciera una historia de tiempos pasados, pero es la cruda realidad de nuestros tiempos.
Opinión personal: El hijo divino de la madre selva es una crítica muy bien hecha sobre la colonización y la expropiación que se han llevado, que se lleva y que seguirán llevando a las tierras de todo el mundo. Este libro se centra sobre todo en la selva, una selva en la que convivían varias tribus de la forma más pacífica y tranquilamente posible. Una selva que mantenía con comida, medicinas (naturales) y buen ambiente, a sus habitantes.
Dentro de esta obra he podido abrir aún más los ojos, y perder un poquito más la fe en la humanidad. Esa humanidad que trata como a muebles o seres inferiores a personas que viven de otro modo que el suyo, que le quitan su habitat a esas mismas personas y de las que, más tarde se aprovechan. El autor ha querido representar el dolor, la esperanza y el coraje en un único personaje, Tajý, un chico que desde pequeño fue testigo de hechos atroces, vio como destrozaban su tribu, como se llevaban a su familia y sintió la impotencia de tener que huir y dejarlo todo, por miedo. Si, miedo. Miedo a que lo cogiesen, a que le maltratasen y le humillasen como al resto de su tribu.
Más tarde fue testigo de nuevo de más maltratos y muchas más humillaciones, y es que siempre ha habido gente que se ha creído muy superior a otras, y la realidad de la vida es que todos somos iguales, por mucho que a otros les duela.
Juan M. Giménez ha hecho un gran trabajo, te hace comprender muchas cosas y te hace vivir esa realidad desde el punto de vista de los que lo sufren. Es un libro muy fácil de leer, donde aparece un precioso glosario al final, donde te explican expresiones que aparecen en guaraní. Lo recomiendo mucho, es el típico que deberían de poner como lectura obligatoria en algunos colegios.
Opinión personal: El hijo divino de la madre selva es una crítica muy bien hecha sobre la colonización y la expropiación que se han llevado, que se lleva y que seguirán llevando a las tierras de todo el mundo. Este libro se centra sobre todo en la selva, una selva en la que convivían varias tribus de la forma más pacífica y tranquilamente posible. Una selva que mantenía con comida, medicinas (naturales) y buen ambiente, a sus habitantes.
Dentro de esta obra he podido abrir aún más los ojos, y perder un poquito más la fe en la humanidad. Esa humanidad que trata como a muebles o seres inferiores a personas que viven de otro modo que el suyo, que le quitan su habitat a esas mismas personas y de las que, más tarde se aprovechan. El autor ha querido representar el dolor, la esperanza y el coraje en un único personaje, Tajý, un chico que desde pequeño fue testigo de hechos atroces, vio como destrozaban su tribu, como se llevaban a su familia y sintió la impotencia de tener que huir y dejarlo todo, por miedo. Si, miedo. Miedo a que lo cogiesen, a que le maltratasen y le humillasen como al resto de su tribu.
Más tarde fue testigo de nuevo de más maltratos y muchas más humillaciones, y es que siempre ha habido gente que se ha creído muy superior a otras, y la realidad de la vida es que todos somos iguales, por mucho que a otros les duela.
Juan M. Giménez ha hecho un gran trabajo, te hace comprender muchas cosas y te hace vivir esa realidad desde el punto de vista de los que lo sufren. Es un libro muy fácil de leer, donde aparece un precioso glosario al final, donde te explican expresiones que aparecen en guaraní. Lo recomiendo mucho, es el típico que deberían de poner como lectura obligatoria en algunos colegios.
Hola!
ResponderEliminarNo conocía este libro, se agradecen reseñas de libros diferentes de los que se suelen encontrar por aquí! Gracias por la reseña, me lo apunto!
Saludos!
Alicia.
Oh, muchas gracias, siempre procuro leer un poco de todo.
EliminarUn beso
¡Nos leemos pronto!